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Tecnología de condensación: ¿Dónde y cómo se utiliza mejor?

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Cuando se trata de aprovechar al máximo un combustible y convertirlo en calor, la tecnología de condensación es imprescindible. El término se refiere al uso óptimo del valor calorífico bruto. Se contrapone al término poder calorífico neto, que se limita a describir el calor que puede medirse cuando se quema un combustible.

Explicación del término tecnología de condensación

Hasta los años 70, las calderas de temperatura constante se consideraban el estado del arte. Más tarde fueron sustituidas por las calderas de baja temperatura, que todavía se utilizan en muchos hogares. Ambos tipos de calderas tienen algo en común: sólo utilizan el calor que se produce en forma de temperatura medible (poder calorífico neto) durante la combustión (gas natural o gasóleo). En cambio, los gases de combustión, que pueden alcanzar temperaturas de hasta 200 grados centígrados, se expulsan por la chimenea de forma selectiva para que no se forme condensación en el sistema de calefacción y las salidas de humos. Los gases de combustión contienen un valioso calor que se pierde.

La particularidad de la tecnología de condensación es que aprovecha adicionalmente este calor de condensación (valor calorífico bruto) contenido en los gases de combustión, aumentando así considerablemente el rendimiento estacional [según DIN] de la caldera. En el apartado sobre el funcionamiento de la tecnología de condensación por gas se explica detalladamente cómo se obtiene el poder calorífico bruto, utilizando gas natural como combustible.

Tecnología de condensación para reforma

Quien moderniza su casa o su sistema de calefacción hoy en día suele apostar por la tecnología de condensación. Se trata de un paso lógico, ya que hay muchas calderas en edificios existentes que utilizan tecnología anticuada y funcionan de forma ineficiente.

Al sustituir una caldera antigua por una nueva, mantendrá los costes de calefacción a un nivel bajo desde el primer día. También reducen la carga sobre el medio ambiente, ya que sólo hay que quemar el combustible necesario. Por último, pero no menos importante, una nueva caldera de condensación contribuye significativamente a aumentar el valor de la propiedad.

La imagen muestra una construcción nueva en la que se utiliza la tecnología de condensación
Foto: © Dariusz Jarzabek / Shutterstock.com

Tecnología de condensación en edificios nuevos

Además de proyectos de reforma, la tecnología de condensación también se utiliza en edificios nuevos, proporcionando calor a largo plazo y de forma rentable. El uso de la tecnología de condensación permite a los propietarios cumplir también los elevados requisitos de la UE para edificios nuevos, lo que no sería posible con la tecnología de calefacción convencional. El gas natural suele ser el combustible elegido. El gas sigue siendo la materia prima más utilizada y destaca por su alto contenido energético.

La tecnología de condensación se considera probada, duradera y rentable. Además, la mayoría de las calderas de condensación Viessmann están diseñadas para su uso con un sistema solar. Esta combinación no sólo proporciona a los propietarios del sistema una calefacción extremadamente económica, sino que también conserva los recursos y es limpia. Y, por último, el Estado apoya este funcionamiento con atractivos programas de subvenciones.